viernes, marzo 09, 2007

Innovar para mejorar


Empezó el nuevo curso 2006-2007 en medio de la desolación por las obras: mudanzas, traslados, pérdidas de tiempo y de materiales, robos, deterioro de mobiliario... y el arrasamiento profesional y personal que han supuesto las brutales actuaciones del Rectorado sobre el edificio y sus ocupantes, que se han iniciado (y no se sabe cuando terminarán) sin previo aviso y sin el más mínimo respeto por su personal: profesores, alumnos, administrativos y laborales.

Este curso hemos empezado como hemos podido, todos empleando grandes dosis de voluntarismo: recibiendo a los alumnos en la cafetería, trabajando noches y fines de semana, usando recursos de casas particulares (locales, teléfono, ordenadores, labavos y comedores convertidos en laboratorios...).

Nos hemos sentido maltratados y ultrajados, no por que se hayan llevado a cabo obras con carácter urgente, si había razones para ello, sino POR LA TOTAL FALTA DE INFORMACIÓN. VOLUNTARIAMENTE OCULTADA por el Rectorado (según dicen, "para no provocar el pánico"). Se han enviado cartas de protesta, se han hecho manifestaciones y presentado denuncias a la inspección del servicio de Seguridad e Higiene en el Trabajo. Pero en definitiva hemos tenido que cargar con todos los daños y perjuicios, incluidos esfuerzos y gastos extras para cumplir con los compromisos (Semana de la Ciencia, contratos OTRI...), además de robos, deterioro de materiales (ver foto) y hasta LA PÉRDIDA IRREPARABLE DE FÓSILES ÚNICOS.

¿Qué podemos aprender de todo esto? Que nuestro sistema educativo sigue tratando a sus miembros, enseñantes, administrativos y alumnos COMO SI FUÉRAMOS INCAPACES. La enseñanza y el aprendizaje exigen RESPETO. No hay respeto ninguno a la comunidad universitaria cuando el Rector dice a los profesores que "se lleven los exámenes a corregir a la playa". Este trauma tardará mucho en superarse, y no sólo ha creado una gran desazón, sino desánimo y desconfianza hacia las autoridades académicas que no han estado a la altura de las circunstancias.

Hoy, a 23 de marzo, las obras siguen y los alumnos se quejan con toda la razón. Nos llegan promesas de nuevos edificios con aires de propaganda electoral... El prometer algo nuevo siempre funciona de cara a los electores, pero innovar no quiere decir seguir urbanizando, construyendo y ocupando más suelo y más edificios. Es posible que haya que hacerlo en determinadas circunstancias, pero todos sabemos que a largo plazo ya no es sostenible.

Otra actitud, otra mirada a lo que ya existe, y he aquí que se hacen nuevas todas las cosas.