viernes, octubre 27, 2006

Un curso que acaba, otro empieza

Ha terminado el curso 2005-2006 y con él muchos estudiantes han dejado de serlo para convertirse en profesionales. Algunos sentirán vértigo ante ello, otros se encontrarán algo perdidos. La familia y la Universidad han sido sus protectores hasta ahora, y muchos piensan que ambas instituciones no son buenas como preparadoras del futuro laboral.
El procedimiento de enseñanza participativa que hemos venido desarrollando en Paleontología de Vertebrados, como en otras asignaturas de otros profesores, se dirige no sólo a la enseñanza de contenidos, sino a preparar al alumno como profesional y hacerle responsable de su propio proceso de aprendizaje. Un trabajo de investigación original e individual realizado bajo la supervisión del profesor exige más participación del alumno que resumir apuntes de clases magistrales, aprenderlos de memoria y regurgitarlos en un examen. Uno ha de aprender a buscar la información que necesita (¡y no toda está en Internet!), filtrarla (entresacar lo relevante entre tantos datos lleva mucho tiempo y esfuerzo) y elaborarla con sus propios medios (copiar de otros es una mala práctica). Esta preparación será seguramente de gran utilidad para nuestros alumnos a la hora de desarrollar su futuro trabajo profesional. Al igual que en casa, es mucho mejor aprender participando con los padres en las tareas cotidianas, que no esperar que nos lo den todo hecho llegando a independizarnos sin saber freir un huevo o coser un botón.

En este curso se ha jubilado Benito, nuestro ejemplar conductor de autobús, querido y respetado colaborador de las prácticas de campo de la Facultad de Ciencias Geológicas, al que hemos confiado nuestras vidas durante muchos miles de kilómetros en recorridos a menudo muy accidentados. En esta fotografía podemos verle en la comida que nos ofrece la empresa minera ENCASUR en Puertollano en nuestro último viaje de estudios a la mina "Emma". Todos, alumnos, profesores, mineros y canteros le echaremos mucho de menos, pero nos alegramos de lo que disfrutará de su retiro.

jueves, julio 13, 2006

Evaluación: asignatura pendiente


Llega el momento de la evaluación, tan temido por profesores y alumnos.

Para los profesores, ser justo parece ser un ideal inalcanzable; para los alumnos, encontrarse un desajuste con lo esperado o una sensación de agravio comparativo es muy general. ¿Cómo hacer?

Puede que haya muchos profesores con tendencia a no complicarse la vida y a evaluar de forma rápida y favorable al alumno. Otros profesores son el "hueso" de la carrera y la mayoría de alumnos no consiguen superar el listón. Yo tengo la impresión de ir bajando año tras año el nivel exigido para aprobar, pero encuentro que la misma (pequeña) proporción de alumnos brillantes sigue manteniéndose, y que la media general es satisfactoria. ¿Qué piensan otros?

Cuando comento el tema de la evaluación con compañeros, oigo posiciones muy dispares: o bien se opina que "cada vez se aprueba con más facilidad sin alcanzar unos mínimos razonables", o bien que "tenemos unos alumnos excelentes mucho más preparados que lo estuvimos nosotros en su día".

No sólo los alumnos han de ser evaluados. La mayoría de solicitudes, proyectos, curricula y realizaciones de los profesionales y académicos son evaluados en múltiples instancias y agencias, de modo que hay ya un perfil profesional entre los expertos: la figura del "evaluador". Muchos científicos en nuestras publicaciones estamos sometidos al sistema de "evaluación por colegas", que suele producir muchos dolores de cabeza. Los baremos, índices y valoraciones se discuten y legislan incesantemente; pero a la hora de aplicarlos hay a menudo tantas dosis de arbitrariedad que uno se pregunta para qué establecer tantos criterios e indicadores del valor de las cosas.

Este año hemos consensuado con los alumnos un apretado baremo de calificaciones, con porcentajes distribuidos según el trabajo fuera grupal, individual, práctico, teórico, oral, escrito... Más complicado que otros años, pero quizá más preciso ¿y más "objetivo"? Por si le sirve a alguien, lo explico a continuación:

Trabajo o examen individual: 40 % de la calificación final.
Media de la calificación del grupo de trabajo: 5 % de la calificación final.
Presentación oral colectiva del grupo (opcional): 5 % de la calificación final.
Prácticas de laboratorio y examen de prácticas: 25 % de la calificación final.
Memoria de la práctica de campo: 20 % de la calificación final.
Participación (asistencia a clase, consultas, entradas al campus virtual, respuestas a cuestionarios, etc...): 5 % de la calificación final.

¿Cómo se aplica un baremo como éste o parecido? Según mi experiencia, hay dos maneras principales:
1) o bien se valora independientemente a cada persona contra una medida abstracta de lo que deberían ser un mínimo y un máximo a juicio del evaluador
2) o bien se califica con la nota máxima a la persona que haya conseguido el mejor resultado del grupo, y se prorratea sobre ese máximo la calificación de los demás.

Seguramente que habrá libros escritos sobre este peliagudo tema; pero creo que a la mayoría de profesores universitarios como yo, no nos ha llegado un resumen sencillo de procedimientos de evaluación (salvo la típica distinción de preguntas de examen: de respuesta múltiple, de respuesta corta, etc...).

Pues animarse a escribir; seguro que las experiencias de unos nos serán útiles a otros.

jueves, mayo 11, 2006

Algunas impresiones de la experiencia reciente


Acaban de terminar las actividades de encuentro regular con los alumnos en el aula y el laboratorio. En las dos últimas semanas (del 3 al 10 de Mayo de 2006), dos de los grupos de trabajo han realizado presentaciones al público en las que han resumido sus experiencias y su trabajo. En los dos casos, el resultado de la actividad en grupo les ha resultado muy positivo.


Grupo de trabajo docente:
Las reuniones y la coordinación les había permitido preparar un método de trabajo común. Durante el desarrollo de sus temas individuales se habían podido ayudar unos a otros en la búsqueda de información y en las discusiones sobre lo encontrado. Aunque no les había sido posible por falta de tiempo ensayar sus presentaciones entre ellos, alguno lo hizo conmigo y otros en sus casas, de modo que los resultados no fueron mal. Extrajimos juntos algunas conclusiones, a la hora de comunicar enseñanzas hacia el público:
1- Pensar siempre en que intentaremos reunir mucha más información que la que cabe en el tiempo disponible. La obligada concentración y selección de información supone varias fases de ajustar, resumir, y lo más dificil: seleccionar lo más importante y eliminar lo menos importante.
2- Ayudarnos de imágenes de forma prudente. Alrededor de una imagen por minuto es una buena aproximación a lo que el público puede retener, en promedio. No debe exagerarse la tendencia hacia el aumento de imágenes y la reducción de ideas y conceptos, patente a lo largo de la historia de la enseñanza.
3- Es muy conveniente realizar un ensayo ante algún público o sólos en voz alta, para medir bien tiempos y entonaciones. Así podremos corregir los excesos o defectos de volumen, velocidad, etc.
Si fuera posible, es muy conveniente grabar en un magnetofón la presentación, pues nadie es consciente del efecto de su voz (a todos nos resulta nuestra voz grabada como algo extraño, la primera vez).
Yo añadiría que el uso frecuente de diapositivas que contienen bastante texto, que el ponente lee directamente de la pantalla, hace bastante mal efecto. Aunque puedan ser hábitos de algunos profesores, los estudiantes harían bien en no seguirlos.


Grupo de trabajo teórico
Sus presentaciones mostraron trabajos muy avanzados y muy bien orientados, tanto en planteamiento como en resultados. Su presentación separó por una parte los planteamientos de las tres personas participantes, y después los tres resultados. Resultó original y ameno, y aunque tuvieron que resumir mucho, todos pudimos seguir bastante bien la problemática compleja de cada trabajo individual.
Lo único que tenían en común los tres trabajos era la temática de Paleoecología de mamíferos; pero la Paleoecología es tan amplia y variada que aquí acaban todas las semejanzas. A pesar de la disparidad de temas, les había sido muy útil trabajar en grupo, según dijeron. Por diferentes que fueran los trabajos, pudieron ayudarse en la búsqueda de la información y en las discusiones sobre las tres distintas problemáticas.

Los otros dos grupos de trabajo, ambos de tipo práctico, se vieron más limitados de tiempo y no hicieron presentaciones, pero también parecen haber resultado positivas sus experiencias de agruparse y coordinarse entre ellos.

A partir de ahora el trabajo se realizará en encuentros informales durante las tutorías. He comprobado con asombro y satisfacción cómo la metodología de trabajo en grupo ha mejorado el resultado docente, en una medida que supera mucho mis espectativas.

martes, marzo 28, 2006

El blog en el seguimiento de trabajos

Un primer resultado del asesoramiento metodológico del GIE del Prof. Carballo ha sido el uso del blog en el seguimiento de reuniones de trabajo.

Este método ha sido muy bien aceptado. Los alumnos se han organizado con gran rapidez y han iniciado sus blogs enseguida, permitiendo así tanto a sus compañeros como al profesor ir siguiendo paso a paso sus progresos, avances y dificultades.

Estos son los enlaces a los blogs de los grupos de trabajo de los alumnos de este año 2005/2006:

Grupo de trabajo teórico:
http://trabajo-teorico.blogspot.com
Grupo de trabajo práctico: macrovertebrados
http://practicasdevertebrados.blogspot.com
Grupo de trabajo práctico: microvertebrados
http://castellanosortigado.blogspot.com/
Grupo de trabajo docente
http://trabdoc.blogspot.com/

Así las experiencias de todos se podrán aprovechar por todos.

miércoles, marzo 08, 2006

El trabajo en grupo vs. el trabajo individual


Hasta ahora, yo he dirigido únicamente trabajos individuales en Paleontología de Vertebrados. Mi experiencia de dirigir trabajos en grupo se limita a otras asignaturas que he impartido, por ejemplo, en la asignatura Geología Regional en el campamento de Tremp (en la foto se ve el "campamento" de lujo instalado en el Hotel Terradets http://www.hotelterradets.com/). En este caso, los alumnos habían de hacer un trabajo práctico en grupos de cuatro a seis personas, que se desarrollaba en dos ambientes: trabajo de campo y trabajo de gabinete.

En este y otros casos se tenían en cuenta varios factores que aconsejaban realizar trabajos en grupo, aunque en general muchos profesores de mi Facultad los tratabamos de evitar. Las ventajas de trabajar en grupo eran sobre todo:
1) compañía y seguridad en el trabajo de campo, y
2) facilidad de atención del profesor para ayudar a un número de alumnos elevado.
Pero incluso en estos casos, los alumnos habían de entregar un informe individual. Tratábamos así de evitar la dificultad de evaluación del alumno individual, que se produce si se entrega un único trabajo colectivo.

Este año 2005-2006 he entrado en contacto con el Grupo Interfacultativo de Innovación Educativa (GIE) que lidera el profesor Roberto CARBALLO en la Universidad Complutense de Madrid (http://www.innovacioneducativa.net)
. Ellos me han enseñado el interés de trabajar en grupo y lo han hecho en la práctica: a través del I Encuentro de Innovación Educativa (http://www.aldebaran8.com/gie/I%20Encuentro%20Docentes.pdf), en el que los asistentes, en lugar de escuchar a los ponentes y hacer preguntas (lo habitual en las reuniones y congresos), nos encontramos formando grupos distintos, dándonos a conocer y compartiendo nuestras experiencias, intereses y recursos.
Después de ese encuentro, el GIE se ha abierto a nuevos participantes. A través de varias reuniones, los recién incorporados hemos ido captando el método de trabajo en grupo. La metodología puesta a punto por el Prof. Carballo es clave. Todos tenemos que organizarnos para trabajar en grupos, en diversos campos de nuestra vida ordinaria, y sin un método no suele haber buenos resultados. Espontáneamente hay personas muy capaces de hacer un buen trabajo de equipo, pero en general muchos salimos bastante descontentos, por ser más los problemas que las satisfacciones: las iniciativas y esfuerzos parecen diluirse, los malentendidos y desencuentros proliferan, y el tiempo parece muy desaprovechado. Dice John ALROY que el trabajo que cuesta a un investigador hacer una publicación es directamente proporcional al número de participantes en ella. La tendencia general parece ir hacia el individualismo, pero no tendría que ser necesariamente incompatible con el "grupalismo". ¿Porqué no combinar o alternar procedimientos individuales (ejecución, reflexión, verificación) y grupales (planificación, coordinación, integración)?


Gracias a la iniciativa y metodo del GIE, este curso 2005-2006 hemos introducido en Paleontología de Vertebrados un programa docente combinado, "trabajo individual en grupo", con recapitulación de lo realizado en un "blog". Este mismo blog es un resultado de ese encuentro.

miércoles, marzo 01, 2006

Objetivo: enseñanza creativa y participativa

Sin duda que muchos estudiantes hemos realizado trabajos de investigación para muchas asignaturas, en las que el profesor nos encargaba un tema, y el alumno recopilaba y resumía la información. Este método docente es muy conocido y no es por tanto ninguna novedad en sí. Lo que mis estudiantes han encontrado relativamente novedoso en mi planteamiento docente hacia ellos eran dos aspectos:

1): donde otros trabajos terminaban (recopilar y resumir información), el que habían de hacer para mi asignatura, empezaba. Un resumen bien organizado de todo lo leído era una buena base, pero no un trabajo original. Ellos tenían que enfrentarse a un trabajo original, ya fuera teórico (poner a prueba una hipótesis) o práctico (identificar los vertebrados fósiles que aparecían en una muestra no conocida). Es decir, lo que iba a resultar de su trabajo no era algo previamente ya conocido.
2): el trabajo pasaba por fases previas de discusión y corrección conmigo, antes de ser definitivamente terminado y entregado. Algunos alumnos me han comentado, para mi sorpresa, que era la primera vez que les corregían un trabajo (¡!). La mayoría de trabajos que habían realizado antes simplemente se entregaban y calificaban sin haber sido corregidos, discutidos o comentados antes de su ejecución final. Otros alumnos reaccionan negativamente ante este proceso: "Le lleves lo que le lleves, siempre va a querer modificar algo", se dicen. Suelo advertirles que son ellos quienes deciden cuándo y cómo terminan un trabajo, de modo que no hay un número de correcciones determinado y este proceso puede ser tan breve como quieran (normalmente dos sesiones suelen bastar). En una ocasión, un alumno marroquí de Doctorado necesitó excepcionalmente seis o siete sesiones hasta conseguir un resultado aceptable, en gran parte debido a su dificultad lingüística. Pero tras aquel duro trabajo, en vez de acabar harto de mí, vino a expresarme su satisfacción por lo mucho que había aprendido.

Yo misma he aprendido mucho de mis alumnos en estas sesiones de discusión. Sus planteamientos, resistencias y descubrimientos me han sido siempre estímulos muy útiles y gratificantes. Estoy especialmente agradecida a uno de mis primeros alumnos, Emilio BLANCO, quien recibió mis críticas de novata como un jarro de agua fría. Yo no sabía aún graduar las raciones de "cal" y "arena" en mis comentarios y le eché demasiada "cal", como si fuera un científico de un nivel igual al mío. Los pocos años que nos llevábamos y mi inexperiencia me hicieron equivocarme. Pero Emilio, aun abrumado ante mi avalancha de críticas, tuvo la valentía y la madurez de expresarme su sentir y ser así maestro de su maestra, para permitirme corregir mi planteamiento. Siempre se lo agradeceré. Felizmente pude expresárselo en un reencuentro reciente (en la foto se ve lo contentos que estábamos los dos) y comprobar encantada que no guardaba un mal recuerdo de mí, ya que aquel "encontronazo" no le resultó negativo. Comprobado: el diálogo convierte los errores en aprendizajes.

En alguna ocasión, los trabajos de los alumnos han salido tan redondos que han podido ser publicados en una revista científica poco después de haberlos terminado, siendo para ellos un logro interesante para su curriculum vitae. Es una prueba, aunque no la única, de que han hecho un buen trabajo original. Enfrentarse a las correcciones de los revisores científicos, que suele ser muy duro para todos los autores, les resulta más sencillo después del aprendizaje conmigo.

miércoles, febrero 22, 2006

La enseñanza activa requiere motivación


¿Cómo se motivan los alumnos para trabajar activamente? Resulta más fácil y cómodo tomar apuntes maquinalmente, asistir pasivamente a clase y ponerse las pilas sólo los últimos días, justo antes del examen. ¿Porqué entonces querrían esforzarse más?

Pues no creo que haya una única respuesta. A muchos les motiva huir del examen, que les tensa demasiado y no les gratifica nada. A otros la actividad les surge espontáneamente, les queda más energía que la que usan habitualmente. El caso es que menos de un 1% de mis aproximadamente 500 alumnos de estos años han preferido hacer un examen (opción que siempre tienen abierta). La inmensa mayoría han preferido hacer un trabajo, aunque ya sabían de antemano que les llevaría más tiempo y esfuerzo.

El profesor también tiene que estar motivado, y mi impresión es que su propia motivación suele animar a los alumnos. Cuando uno está dispuesto a hacer algo más que lo que pide el "sistema", su energía suele atraer a otros a la acción.

Yo he tenido la suerte de trabajar con grandes entusiastas de la enseñanza en Paleontología de Vertebrados, como los Dres. Emiliano AGUIRRE, Louis THALER, Remmert DAAMS y Michel BRUNET, incansables en sus clases, sus trabajos de campo y sus contactos con alumnos y colegas. Tener grandes modelos cerca es una gran ayuda para estimular el propio modo de trabajo.

Docencia en Paleontología de Vertebrados


Experiencias que pueden ser útiles para otros profesores, universitarios o no, interesados en la enseñanza con participación activa de los estudiantes.
  • Desde hace 28 años y en tres Universidades de dos países distintos, he realizado en lo posible una enseñanza práctica en la que los alumnos se vieran involucrados en la realización de tareas y trabajos personales y originales.
  • Las actividades se han centrado generalmente sobre estudio de objetos reales (fósiles) o sobre temas de investigación de su interés, evitando los trabajos puramente bibliográficos a los que estaban acostumbrados (de tipo "recopilar y resumir textos").
  • Relatamos aquí la experiencia y los trabajos de sus protagonistas, los estudiantes.